jueves, enero 15
Mi dependencia es mi ausencia. Ausencia de vos, ausencia de ganas, ausencia de llorar, correr, tomar, soplar, mirar.
Depender de algo que mira y no toca, de una botella de agua de hace tres días. Pensarte como si fueras un edificio de 7 pisos y una galería grande. Soñar con perderte entre gurúes, pactos y sangre, para después despertarme en una sed interminable.
Así me siento, ausente. Ausente de mí, más ausente que nunca.