domingo, diciembre 23

Si ya me cansé de las tres manos, los cien pies, las dos caras que son una sola, o que no, mejor son dos caras. Si ya me cansé de las veces que nadie mira los ojos cerrados, los pelos peinados por las vueltas en la cama, con la cabeza en el pecho de un corazón que late al desnudo y piensa en tantas razones para alejarse de esos cien pies, de las miles bocas y el beso que se le planta a la mañana, a la tarde, antes y después de comer, cada vez que hacen el amor, siempre que hay un gol o que la luz se apaga y el viento entra galopando por las hendijas de la ventana, sonriendo traviesas, esas bocas, porque todos saben que están vacías de odio, de rencor, de todas esas cosas que yo no quiero pensar. Pero el piensa y piensa, habla mal, habla solo, habla con la lengua entre los dientes y murmura. Quiere irse, quiere correr, quiere salir volando, pero… ¿qué pasa? Piensa más y yo ya no quiero pensar y dejo que pase una navidad sin vacíos ni llantos, ni ganaslocas de verlo otra vez,ni pasar por el mismísimo túnel que atravesé llorando y arrastrándome.

 
jueves, diciembre 20
Conversa - Mario Benedetti

- Perdón. Puedo sentarme aquí, contigo, a terminar esta cerveza?
- Si, claro.
- Mi nombre es Alejandro.
- Ah.
- Alejandro Barquero.
- Está bien. Yo soy Estela.
- Estaba en el otro extremo del café. No sé. Te vi tan sola.
- Me gusta estar sola.
- Siempre?
- No, siempre no. Hay días. No te ocurre que de pronto te vienen ganas de hacer balance contigo mismo?
- A veces. Pero por lo general de noche. Mi problema es que padezco de insomnio.
- De noche prefiero dormir.
- Yo también. Pero no siempre puedo.
- Mala conciencia?
- No. Acaso tengo aspecto de delincuente o de violador?
- De violador, no.
- De delincuente?
- Vaya una a saber. No hace diez años que nos conocemos, sino cinco minutos.
- Siempre estás así, a la defensiva?
- Hay que cuidarse.
- Venís a menudo a este café?
- Dos o tres veces por semana.
- Trabajás por aquí cerca?.
- Si el interrogatorio va a continuar de esta guisa, reclamo la presencia de mi abogado.
- De esta guisa? Qué léxico! Me gusta que tengas sentido del humor.
- Y vos qué hacés?
- Traduzco.
- Del inglés?
- También del inglés. Pero sobre todo del francés y del italiano. Y además soy soltero en español.
- Me hacés confidencias para que yo te haga las mías?
- No sabía que la soltería era una confidencia. Más bien creía que era un estado civil.
- Yo no soy soltera. Estoy separada.
- Y qué tal?
- Qué tal qué?
- Cómo te sentís con el nuevo estado?
- No tan nuevo. Hace un año que me separé. Ahora ya me acostumbré, pero al principio fue duro.
- No te pregunto si vivís sola, porque vas a pegar la espantada.
- Por qué? Vivo sola, claro.
- Y tu familia?
- Me queda poca. Mi vieja vive en Brasil, con mi hermano. Mi viejo se quedó en un infarto. Tengo una hermana, casada con un gringo, que reside en Los Angeles. Y se acabó.
- Qué hora es?
- Las seis y veinte.
- Caramba. Tenía que estar a las seis en el Centro. Pero no importa. Total, ya no llego. Ni en Taxi. Lo que pasa es que mi reloj está perezoso. Ves que marca las cinco y diez? Además, no he perdido el tiempo. Me gustó conocerte.
- Conocerme? Mucho no hemos hablado.
- Lo suficiente. Y una relación no sólo se construye con palabras. También hablan los ojos, no?
- Ajá. Y se puede saber que te dijeron mis ojos?
- Reservado.
- Te gusta el cachondeo eh?
- Me gusta pasarla bien.
- A costa de esta servidora.
- Se puede saber qué edad tenés?
- No se puede.
- Representás veintitrés.
- Frío, frío.
- Yo tengo veinticinco.
- Pues representás veinticuatro y medio.
- Esta vez te haré una pregunta que requiere una respuesta franca.
- Venga.
- Te caigo bien?
- En qué sentido?
- Vertical. Horizontal El que prefieras.
- Digamos que si. Aunque no se por qué.
- Te lo explico?
- No, por favor. No soporto la vanidad masculina cuando se desata espontáneamente.
- No te parece como si nos conociéramos desde hace años?
- No te suena esa pregunta como de culebrón venezolano?
- Vos contestame. Te parece o no te parece?
- Años?. No. Me parece como si nos conociéramos desde hace veintiocho minutos.
- Alguien te dijo alguna vez que irradiás una simpatía tan fuerte que a uno lo marea?
- Bueno, una vez un muchacho me dijo que mi simpatía lo emborrachaba.
- Ves? Es así nomás. Y fijate que ni siquiera te he tocado una mano.
- Ni te atrevas.
- No me das permiso?
- Claro que no. Apenas si autorizo a mi mano a tocar la tuya.
- Bárbaro.
- Tenés una piel suave. Interesante. Se ve que nunca fuiste obrero.
- Y esa cicatriz en la muñeca?
- Ah si. Con ese detalle ya lo sabés todo de esta joven marquesa. Hace dos años intenté matarme.
- Y qué pasó?
- Me salvaron. Unas vecinas. Lo bien que hicieron. Estoy contenta de seguir vivita y coleando.
- Mal de amores?
- No. Falta de amores. Vacío de amores.
- Droga quizá?
- Nada de eso. Ni siquiera fumo. Casi no tomo alcohol. Vos nunca quisiste suicidarte?
- Soy demasiado pelotudo para tomar una decisión tan laboriosa.
- Ya me dijiste que sos soltero en español. Pero tenés mujer, compañera, amante o noviecita?
- Nada, mi niña. Llevo tres meses y medio de virginidad sabática.
- Entonces voy a hacerte una confesión que confío aprecies en toda su buena fe.
- Así será.
- Y en toda su inocencia.
- Soy todo orejas.
- Quizá te parezca extraño, pero tengo ganas de verte desnudo.


(nadie más pordria hacerme sentir eso)

grande marito.
 
martes, diciembre 11
señoras y señores, los dejo con el corazón en una mano y la otra en la entrepierna.
lo que alguna vez alguien sintió por mi:

Solía ser casi todas las veces yo excepto cuando lograba dejar la piel y salir volando, don divino que no duraba más que unos segundos, apenas el tiempo suficiente para elevarme unos metros y caer bruscamente. Solía ser yo la mayoría de las veces, sobretodo cuando descubría mi reflejo en la vidriera de alguna juguetería y me veía sonriendo como un nene. Disfrutaba ser yo mismo cuando lograba olvidarme de mi, cuando ya sea por mera distracción o por rutina, me acostumbraba a cargar con mi cuerpo y solamente caminaba, fumando a veces, por callecitas solitarias. Me gustaba sentarme en los bares y dejarme llevar, escuchar la música, criticarla y, de tanto en tanto saludar a uno de esos personajes que compartían mi soledad. Me entretenía darme consejos a mi mismo, putearme de la cabeza a los pies y decirme “yo te dije que esto iba a ser así”. Sobrevivía … y de pronto cuando te conocí tenia que pensar en otras cosas, cerrar los ojos e imaginar el aroma de los jazmines o asomar la cabeza por la ventaba para no terminar vomitando el corazón. Me pasaban cosas que no respondían a un orden y no se amoldaban a mis leyes, por primera vez desde hacia un largo tiempo no controlaba lo que sentía. ¿Mariposas?, me niego a llamarle “mariposas en el estomago”, las mariposas, a diferencia de esto que quiero expresar, viven tan solo unas horas y en el mejor de los casos, unos días. Podría simplemente intentar explicar lo que es la belleza pero, no solo que volvería siempre al mismo punto donde me encuentro ahora sino que, además, se sentiría cada vez más estúpido. Podría hacer el discurso más coqueto y adornarlo con flores y abejas, podría perfumarlo y llenarlo de sol… en fin, podría estar horas y horas armando una explicación lógica, poética o al menos creíble de lo que es la belleza, pero se que todo se desmoronaría y vendría abajo en el mismo momento en el que te aparezcas delante de mi, porque eso es la belleza, es encontrarle solución a cualquier inconveniente con solo verte, es arreglar el problema de mis temblorosas manos apoyándolas apenas en las tuyas o hacerme fuerte con solo escucharte.
Hoy puedo afirmar que, gracias a Dios, existe un Dios que cree en mi.





eso fue todo, buenas noches.











 
viernes, diciembre 7
 
sábado, diciembre 1

Si saber que se iba a calentar de esa manera a pronunciarle la palabra “tetas”, lo hubiera hecho antes.

La ingenuidad de tener no más de 16 años, pensar que ese es el que te ama y te va a hacer feliz toda tu vida, te agarras fuerte de sus alas y cuando se da cuenta que tropezas su vuelo te deja caer desde lo más alto. Volvés a tu casa después del golpe más grande tu vida, lloras en la almohada porque ahora sabés lo que es perder un amor, y cuando te enteras que lo perdiste tratas de creer que los ángeles te van a dar fuerzas para poder volar con tus propias alas. Usamos los mismos colores que teníamos antes de conocer a ese que te hizo feliz y te mato con la ceniza del ultimo cigarrillo que se fumaron juntos. Escuchas la música que viene de tu tarareo y bailas en la calle durante el camino a casa, lloras un poco también. Volvés a hacer malabares para no caerte de la verada, tratás de olvidar el whiskyque te acabas de tomar y decirle a ese que te mira parado enfrente tuyo que estás bien, que estás mal. Que no sabés como estás. Solo podés dividizar las luces de los alumbrados de las calles asfaltadas, pero se te olvido que tu casa no tiene calle asfaltada. Te vas a donde más cerca te queda y te ves a vos, pero no sos vos.

Nunca fuiste vos.
Es el lugar que ocupabas.
Que ahora otro lo ocupa.
El lugar que no volverás a ocupar.

Me tomo otra botella de whisky.



(¿seguimos siendo ingenuos?)