Las noches se hicieron frías y esos chicos que nos contaban porqué hicieron tal o cual cosa, ya son enormes gigante que se las traen por si solos. No pasa por el lado de que siempre hay que consulta o buscar opiniones, ni mucho menos de andar indagando en el culo ajeno.
A nadie tendría porqué importarle que es lo que yo hago o dejo de hacer, justamente con mi culo. Eso ya pasó, los días se hicieron noches y el buey no vieja por la esquina. Hace más de un año y dos días que vivo con la sensación de sentir lo mismo hoy, ¿de sentir qué? Claro, siempre cabe la pregunta que todos hacemos cuando leemos algo así. Pero voy a explicar para que no queden hilos sueltos. Hace un año y dos días atrás, yo pensaba que era invierno y eso me hace pensar que hoy estaría en la misma situación, pero no, hoy hace mucho calor y ando en patas por toda la casa. Hace un año y dos días creía que un día cualquiera iba a conocer al amor de mi vida, siempre lo supe, pero no creí estar enfrente de sus narices. Hace un año y dos días tenia el pelo rojo, como cada vez que marco cambio, hoy marque el cambio mas grande de mi vida y tengo el pelo como más cómodo me queda. Pero bueno, eso son pequeñas cosas.
Mientras que pienso en esto camino y camino.
Ya creo que voy a encontrar el lugar a dónde iba y pienso que me están buscando. Alguien tiene que darse cuanta que falto yo.
Entonces una va caminando por la calle Lima, perdida. Hay mucha gente que se parece, pero ninguna es la que estás esperando y te preguntas como es que caminaban por ahí las dama antiguas y los caballeros con cola larga. En esos tiempos que hasta hoy solo creías conocer en los libros o en las historias de un amigo que alguna vez quiso ser profesor de historia. Pero no, esto es totalmente diferente, ahora sos vos y ellos. Cara a cara. Te sentís como en una parte del pasado pero siendo vos en el presente y se te cruzan por todos lados esas mujeres con paraguas de sol (¿paraguas de sol?) y no me piden permiso, parece que no me ven. Las sigo y hago morisquetas, pero nada. Justo pasa un caballero de esos de cola larga y parece que me choca y lo miro a los ojos. Se para y parece que me mira, pero no entiende bien que fue lo que pasó. Desesperada, con mirada de chocolate derretido sigo caminado. Ahora entiendo, nadie me ve. ¿Pero cómo es que yo puedo verlos? ¿Serán fantasmas? ... o ¿formaran parte de conspiración para no dejarme en paz?
No me preocupa, ya llegue a donde tenía que ir y efectivamente me estaban esperando.