Si ya me cansé de las tres manos, los cien pies, las dos caras que son una sola, o que no, mejor son dos caras. Si ya me cansé de las veces que nadie mira los ojos cerrados, los pelos peinados por las vueltas en la cama, con la cabeza en el pecho de un corazón que late al desnudo y piensa en tantas razones para alejarse de esos cien pies, de las miles bocas y el beso que se le planta a la mañana, a la tarde, antes y después de comer, cada vez que hacen el amor, siempre que hay un gol o que la luz se apaga y el viento entra galopando por las hendijas de la ventana, sonriendo traviesas, esas bocas, porque todos saben que están vacías de odio, de rencor, de todas esas cosas que yo no quiero pensar. Pero el piensa y piensa, habla mal, habla solo, habla con la lengua entre los dientes y murmura. Quiere irse, quiere correr, quiere salir volando, pero… ¿qué pasa? Piensa más y yo ya no quiero pensar y dejo que pase una navidad sin vacíos ni llantos, ni ganaslocas de verlo otra vez,ni pasar por el mismísimo túnel que atravesé llorando y arrastrándome.