Cuando salgo siempre miro para arriba. Por las dudas no cierro bien la puerta, es que no sé si tengo que volver a entrar.
Te olvido porque sólo así puedo recordar lo paupérrimo que fue tu papel en esta historia y en todas las demás que pensás crear. Para vos sola, por supuesto. Porque sos de esas que cambian de amor como de corpiño y les importa un pito ser cómplices de las traiciones, de los malos actos; hasta que por fin entiendas que crecer no significa que te crezcan las tetitas. Mujer de todos porque que no podes ser de quien vos querés.
Te lo pasas buscando que te vean, no se si para recordar que estas ahí, pero se te fue la mano, esta vez, se te fue la mano. Sin corazón, mi querida amada, no vas a poder cruzar ni esa baldosa que tenés enfrente de las narices. Pobrecita, con las manos tan vacías, con el calzón sucio de la transpiración de tantos desconocidos, con un cartel que te rodea esa cintura tan pequeña, unos panfletos de huelga de amor…
La que mira el bolsillo vacío con pocos centavos.
La que toca a la puerta tres veces y se vence en alientos ajenos.
Porque a vos nunca te duele nada, porque siempre, cada vez, te tomas una pastillita más o dos juntas porque no sabés porqué razón, pero siempre te olvidas que a tres pasos te espera una sonrisa que vas a lamentar. Una bocina que no esta al pedo, un auto que pasa y lo mirás como si hubiera sido tuyo; pero no te equivoques puta mía, ese auto nunca fue tuyo.
Seguí tomando sopa, porque a solo una llamada, tu culo puede echar humos, y no quiero que te sientas como yo. Tan vulnerable a lo que no tengo, a lo que deseo, a lo que no evito apartar.
Acostarte a descansar de la semana, no te va a ser descansar de las traiciones.
No te olvides que a varios pasos de tu casa sigo yo, con el corazón entre las piernas, esperando que sufras o seas feliz a tu manera.
La piba se sienta y no sabe para donde mirar, no sabe en que momento hablar, si prender o no un cigarrillo más. Lo que lamenta de no haberse levantado a tiempo y salir corriendo para el lado que nunca tiene que ir, a la puerta que nunca tiene que tocar, a las luces que nunca tiene que prender, a las sillas que siempre van a estar a 20cm de la mesa que siempre se usa. Ahí en donde están apoyados los vasos entre vacíos y llenos de un poco de agua con mala onda, de esa que se deja toda la noche, ahí, sobre la mesa.
Escupe lo que le acaban de convidar, se ve que no le ha gustado. Yo por mi parte solo me lamento de no haberla conocido antes, cuando era libre de verdad y sabía volar.
Ahí la veo, bajo las alas de un ave vieja que no hace más que apañar los lamentos que no siente. Corro para ver qué necesita, cuando me acerco vuelvo a pensar que ese llamado era solo mi imaginación, agacho la cabeza y sigo caminando, pateando piedritas que no existen.
No te olvides que vas a ser tan puta como yo quiera.